Hoy presentamos el perfil de un voluntario que generosamente ha donado su tiempo –y lo sigue haciendo– a la comunidad mundial de trastornos de la coagulación hereditarios. Siga leyendo para conocer la historia del Dr. Sukesh Nair, de India.
¿Cuándo empezó sus actividades voluntarias en la comunidad de trastornos de la coagulación y en qué consistían?
Participé por primera vez en un taller de laboratorio de la FMH con la Federación de Hemofilia de India (FHI), en Coimbatore, India, en 1996. Yo era un joven profesor del Colegio Médico Cristiano en Vellore, India. Mi colaboración con la FMH realmente se incrementó a partir del 2003, luego de haber concluido mi beca de estudios en hematología en Sídney, Australia. Fue entonces cuando empecé a participar en muchos talleres de laboratorio de la FMH.
Ha sido voluntario de la FMH durante algún tiempo. ¿Qué es lo que le ha motivado a ofrecer su tiempo a nuestra causa?
Tuve la oportunidad de participar en el segundo taller “Capacitar a los capacitadores”, realizado en el Centro de Trombosis y Hemofilia Katharine Dormandy, del Hospital Royal Free, en Londres, Reino Unido, después del Congreso Mundial 2004 de la FMH en Bangkok, Tailandia. Esa fue una oportunidad para conocer a muchos miembros del personal de la FMH. Enseguida tuve la oportunidad de viajar a Abuja, Nigeria, a fin de participar en un taller de laboratorio para la ONM de ese país.
Las experiencias que tuve hasta ese punto de mi carrera me abrieron los ojos a una situación en el mundo que no había visto antes: la falta de instalaciones, de personal capacitado y, sobre todo, la falta de urgencia para atender a las comunidades de trastornos de la coagulación en muchos países. Del mismo modo, también me di cuenta de que, para hacer frente a estas necesidades, una organización como la FMH requería de muchos voluntarios.
Sentí que, como voluntario, podría hacer que las experiencias de los talleres fueran más prácticas. Inicialmente tuve la idea de invitar a los talleres a empresas de diagnóstico, a fin de garantizar que el reactivo mantuviera su calidad al llegar al laboratorio. También quería que estas empresas conocieran los desafíos diarios que enfrentan los trabajadores de laboratorio. Posteriormente, este enfoque se amplió más allá de los reactivos hasta hacer que las empresas se encargaran de todos los requisitos de un taller.
Usted fue miembro de un comité de la FMH y ponente en muchos talleres de la FMH. ¿Qué es lo que más valora de dichas experiencias?
Ser presidente del Comité de ciencias de laboratorio de la FMH fue una experiencia enriquecedora. Me permitió viajar a muchas partes del mundo, donde conocí a mucha gente, hice buenos amigos –algunos de por vida–, y me dejó diversos excelentes recuerdos. Al mismo tiempo, a veces fue desalentador ser testigo de la situación en muchos países. Hubo momentos en los que sentí que tal vez no se lograría nada a través de los esfuerzos de la FMH y de sus voluntarios. No obstante, si uno persevera, siempre es posible ver la luz al final del túnel. En mi caso, esto ocurría cuando lograba motivar al menos a una persona en cada taller, realmente despertar el entusiasmo en ellos. He hecho esto muchas veces, y es una sensación maravillosa.
Usted recibió el Premio internacional de la FMH al voluntariado por la atención de la salud en 2024. ¿Qué representó para usted este reconocimiento de la FMH?
Fue una gran satisfacción no solo recibir el reconocimiento, sino también escuchar la algarabía que llenó el auditorio cuando anunciaron mi nombre. Conozco a muchas personas que merecían ese premio más que yo, pues he sido testigo de su ardua labor, pero ese clamor aún resuena en mis oídos.
¿Qué recomendación ofrecería a cualquier persona que esté pensando en colaborar como voluntaria con la FMH o con su ONM?
Ser voluntario –o que le pidan a uno ser voluntario– es un reconocimiento en sí y, por lo tanto, conlleva mucha responsabilidad, particularmente cuando se trata de una organización como la FMH. Al principio es natural tener la sensación de que lograremos un cambio radical que beneficiará a la comunidad y dejará huella. Es bueno tener esta confianza, pero también es importante no desanimarse al darse cuenta de lo difícil que es lograr un cambio en cualquier instancia.
Para las personas que trabajan en un entorno técnico es importante tener en cuenta que las técnicas más recientes con las que están acostumbradas a trabajar podrían no estar disponibles en el lugar donde impartirán la capacitación. Por ende, comprender la situación vigente antes de iniciar la actividad voluntaria es siempre un buen hábito. Esto les dará tiempo para prepararse. En mi caso, tuve que prepararme para capacitar a personas en técnicas como el tiempo de sangrado en casos de enfermedad de Von Willebrand grave o de trastornos plaquetarios; el tiempo de coagulación activado en casos de hemofilia grave; y la adición de concentrado para corregir deficiencias, todo en entornos a los que no estaba acostumbrado.
En general, recomiendo que los voluntarios del área médica se enfoquen en métodos para identificar y diagnosticar a pacientes con síntomas hemorrágicos graves, en vez de formas más leves. Además, hay que tener en cuenta que muchos centros de tratamiento de hemofilia (CTH) tienen acceso a productos de tratamiento diferentes, por lo que el verdadero reto consiste en proporcionar el diagnóstico y el tratamiento correctos.
En última instancia, nada puede reemplazar la importancia del tiempo de voluntariado de calidad.
Para leer sobre Deon York, otro voluntario de muchos años de la FMH, haga clic aquí. Si desea obtener más información sobre actividades voluntarias con la FMH haga clic aquí.
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